Vi crecer la planta en tu interior,
me contagié.
Absurdo festín se daban las palabras,
mientras la tinta abducia mi mente.
No, estoy equivocado,
siempre lo estuve y lo estaré,
la planta sigue creciendo,
y de ella un aullido desesperando.
Nunca te vi llorar, pero creo que vi una lagrima,
la luz del fuego danza en tu rostro,
todo un ritual de tristeza y ausencia.
Manos azotadas por el trabajo, rasposas,
se humedecen con lo que nunca vi en ti,
acaricio suavemente intentando no raspar tu delicado corazón.
Volví a equivocarme,
nos sentamos y la tormenta nos arrasó.
Quisiera volver a despertar a tu lado.
EnK
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